Inversamente proporcional

Ese fenómeno matemático lo entendí en pocos segundos cuando me lo enseñaron, debí tener unos 12 años. Ha estado ahí siempre para recordarme las pequeñeces y los grandes actos que se rigen por ello. Sin embargo, hace pocas horas apareció de nuevo y esta vez adquirió una preponderancia no vista.

Estaba conversando con la Morgana, esas minucias emocionales que conversan las parejas, que se convierten a veces en decidoras de grandes y necesarias verdades de uno mismo o de los dos. No les digo lo que conversamos, pero sí les digo la frase que utilizó ella para que el mundo me dijera "la encontraste, huevón":

-es inversamente proporcional: mientras más te preocupas menos cariño te puedo dar.

Una vez dije por aquí que una mujer pudo enamorarme diciendo una sola frase. Bueno, ahora les digo que una mujer pudo reenamorarme haciendo lo mismo. La Morgana puede hacer algo que absolutamente ninguna otra persona ha podido hacer conmigo. Ninguna amistad, ningún familiar, ninguno de los 5600 psicólogos o psiquiatras por los que he pasado.

Esta mujer puede hacer desaparecer a mis demonios. Todos mis miedos, mis preocupaciones, mis complejos, mis ataques de "no puedo hacerlo". Morgana Miranda entra, cincel en mano, a esculpir mi mente y mi pasado removiendo uniones entre lo negativo y mi presente. Y además me hace generar ideas nuevas. Creo que es la primera vez que estoy con alguien que de hecho está consiguiendo entender mi manera de operar en mi vida, porque se parece a la suya. Sé que este es el peor y más grande cliché de la tierra pero de verdad estoy empezando a sentir que somos el uno para el otro. Cuando estoy con ella siento algo que no alcanzo a explicar en letras simples o en poesía, y lo más increíble es que ella también lo siente conmigo.

Quiere entender mejor? lea esto. Sí, ella logró destrabar mi brazo poético, lo tenía trabado hace casi un año. Solía sentirme afortunado si escribía algo dos veces al mes, ahora NO PUEDO PARAR.

Y ya. Ahora me voy, prometo pasar por sus blogs pronto. Que estén bien, pero no me digan a mí lo mismo porque dudo poder estar mejor.