Mi vida en cómodos y digeribles guiones
-nací en un roñoso hospital del estado el 21 de septiembre de 1986, día de la radio y la primavera, diez días después del décimo tercero aniversario del golpe militar.
-crecí entre familias de clase media baja (más baja que media), rebotando entre parientes compasivos ante mi madre que lo era desde sus 19 años y mi padre que apenas conseguía trabajo. Hasta hoy se me define como un "niño callado y demasiado perspicaz." Encontrábame leyendo a los 4 años y escribiendo a los 6. Mi primer cuento lo hice a los 9. Mi primera patología psiquiátrica fue a los 12.
-Durante mi adolescencia busqué darme identidad por medio de las letras. Con la ayuda de gente de diversa índole terminé por convertirme en una "promesa local". Aborrecí el título apenas se me instaló en la coronilla.
-Me abalancé orgullosamente a la Pontificia Universidad, apenas tuve la oportunidad. Elegí Letras Hispánicas.
-Tres años de decadencia amatoria (qué horrible suena aquello, pero así fue) y producción de textos cada vez más cínicos ante mis ojos, me hicieron caer en una ligera demencia que me arrojó a una desesperadamente serena recuperación, loquiatras y pastillas en mano. Emergí como un vehemente soldado de la maquinaria estatal, listo para ceder mis contribuciones y mantenerme dentro del margen de la ley.
-Por diversión y obedeciendo a un hobbie que tenía a mal traer, entré a fotografía en la UARCIS. Mis distancias morales, físicas e intelectuales (no hablo cuantitativamente, sino que metodológicamente), me hicieron merecedor del garrote del silencio. Conocí a una niña que se hizo mujer ante mis ojos, luego entre mis brazos.
-Dejé de escribir en este blog, alimentado por un trabajo de técnico en computación que me ha otorgado generosas divisas y pletóricas fuentes de estrés, mensualmente silenciadas por las primeras.
-Hace un par de días me doy cuenta que maduré, y necesito retomar un lugar de expresión donde antes me dedicaba a, seamos honestos y un poco ordinarios, hablar un puñado de huevadas tras otro. Planeo retomar el espacio, pero no la línea editorial.
Veamos que pasa.
-crecí entre familias de clase media baja (más baja que media), rebotando entre parientes compasivos ante mi madre que lo era desde sus 19 años y mi padre que apenas conseguía trabajo. Hasta hoy se me define como un "niño callado y demasiado perspicaz." Encontrábame leyendo a los 4 años y escribiendo a los 6. Mi primer cuento lo hice a los 9. Mi primera patología psiquiátrica fue a los 12.
-Durante mi adolescencia busqué darme identidad por medio de las letras. Con la ayuda de gente de diversa índole terminé por convertirme en una "promesa local". Aborrecí el título apenas se me instaló en la coronilla.
-Me abalancé orgullosamente a la Pontificia Universidad, apenas tuve la oportunidad. Elegí Letras Hispánicas.
-Tres años de decadencia amatoria (qué horrible suena aquello, pero así fue) y producción de textos cada vez más cínicos ante mis ojos, me hicieron caer en una ligera demencia que me arrojó a una desesperadamente serena recuperación, loquiatras y pastillas en mano. Emergí como un vehemente soldado de la maquinaria estatal, listo para ceder mis contribuciones y mantenerme dentro del margen de la ley.
-Por diversión y obedeciendo a un hobbie que tenía a mal traer, entré a fotografía en la UARCIS. Mis distancias morales, físicas e intelectuales (no hablo cuantitativamente, sino que metodológicamente), me hicieron merecedor del garrote del silencio. Conocí a una niña que se hizo mujer ante mis ojos, luego entre mis brazos.
-Dejé de escribir en este blog, alimentado por un trabajo de técnico en computación que me ha otorgado generosas divisas y pletóricas fuentes de estrés, mensualmente silenciadas por las primeras.
-Hace un par de días me doy cuenta que maduré, y necesito retomar un lugar de expresión donde antes me dedicaba a, seamos honestos y un poco ordinarios, hablar un puñado de huevadas tras otro. Planeo retomar el espacio, pero no la línea editorial.
Veamos que pasa.
Comentarios
Espero hacer lo mismo, pronto.
Siempre es agradable leerte.
Saludos