Me apesta.
Me apesta cruzar la calle y pisar mal.
Me apesta cada bloque de la vereda.
Me apesta el taxista que se cuela en el semáforo rojo.
Me apesta el paradero, los grafitis.
Me apestan los micreros lentos.
Me apesta cada uno de los 347 peldaños que me llevan de la peste en superficie a la peste del vagón del subterráneo.
Me apesta sentarme, el odio de las viejas.
Me apesta viajar siempre cerca de un loco.
Me apesta el cambio de línea.
Me apestan los trenes españoles.
Me apesta que en esta ciudad peste hacer cualquier cosa te tome dos horas. Desde llegar a tu trabajo hasta comprar calcetines.
Me apesta el kilómetro entre la estación y la empresa.
Me apesta el peldaño desnivelado cuando entro a mi oficina.
Me apesta el viaje a mi casa.
Me apesta mi casa.
Me apesta el tiempo libre.
Me apesta no soñar.
Me apesta rodear una manzana por el perro que me odia.
Me apesta el mall.
Me apesta el bazar.
Me apesta no conocerte.
Me apesta lavar ropa y que el invierno no la seque.
Me apestan las pelusas.
Me apesta el frío de la sala de servidores.
Me apesta caminar por la alameda a las 7 de la mañana, esquivando vagos y ladrones.
Me apesta no conocerte.
Me apesta el tiempo en que contemplo el tiempo.
Me apestan las noches sin ventanas.
Me apesta el celular trabado.
Me apesta no caer de espaldas a una cama lista.
Me apestan las baterías que se agotan.
Me apesta no poder pasar una tarde preocupado de encontrar otro pasillo mal iluminado, para una foto.
Me apesta correr detrás de micros, no de sueños.
Me apesta saber de mi gente ida.
Me apesta pagar cuentas.
Me apesta tener cuentas.
Me apesta no abarcar tus gestos.
Me apesta el Normandie cerrado.
Me apesta el Normandie vacío.
Me apesta no conocerte.
Me apesta el futuro impropio.
Me apesta el presente ineludible.
Me apesta el pasado cíclico.
Me apesta no conocerte.
Me apesta no saber tu talla de ropa. Tu ceño ante los días lentos.
Me apesta no saber tu ruta de metro.
Me apesta no afirmar tus bolsas mientras buscas la llave.
Me apesta oir una canción y no saber si la conoces.
Me apesta entrar a librerías a encontrarte.
Me apesta pasar tardes de sábado con una taza de café, y no apareces.
Me apesta cada cuadra que paso sin cruzar tu vista.
Me apesta no conocerte.
Me apesta la certeza de que existes.

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